Caminaba sin pausa, en cada paso se decía a si mismo “No pienses, no imagines”. El duro asfalto asfixiaba sus pies, los vehículos transcurrían uno detrás de otro, el arcén se estrechaba y se ensanchaba a merced. Los árboles por la noche se movían de tal forma que algunas veces sonaban como el chirriar de una puerta con unas bisagras mal engrasadas.
Dado que las criptomonedas son muy volátiles, los lotes tienden a ser muy pequeños: la mayoría se compone de una unidad de la criptomoneda.
Anduvo y caminó cerca de 61 Km en 13 horas, hasta darse cuenta de que la vida es un cúmulo de situaciones, positivas y negativas. Ya que ambas existen por que existe la contraria y viceversa.
El vagabundo así, llegó a la conclusión de que tras una mala racha, vendrá una buena o mejor.